lunes, 28 de marzo de 2011

La arquitectura del Hit

¿Qué es un hit? ¿Cómo componer un hit? ¿Por qué un hit se transforma en un conocimiento popular? No sabemos. Pero intentaremos averiguarlo

Existen infinidad de canciones que quedaron registradas en el inconsciente colectivo de la gente. ¡Es más! En algún momento de sus vidas, la mayoría de las personas tararearon alguna melodía que ni siquiera les gustaba pero no se la podían sacar de la cabeza. ¿Qué convierte a las canciones en éxitos radiales? “Ojalá saberlo”, fue la respuesta en común de los productores y músicos que opinaron sobre la arquitectura del hit. ¿Existe alguna estructura o patrón que los artistas deben seguir para lograr componer canciones comerciales? Encontrar una respuesta concreta para una actividad tan abstracta como es la música es tan difícil como conseguir la clave del éxito.

Hay quienes aseguran que para que un tema sea radial debe ser sencillo, corto y que respete alguna estructura básica de canción (2 estrofas – estribillo – estrofa - puente - repetir el estribillo hasta el final). Sin embargo, una estructura así puede ayudar a una canción, pero existen millones que respetan este formato y ni siquiera las pudo escuchar la madre del compositor. “Yo creo que muchas veces las canciones funcionan por cosas distintas. No siempre es la misma clave la que hace que un tema funcione, muchas veces ni siquiera es el estribillo ni la melodía, sino que puede ser un condimento, un arreglo secundario”, sostuvo Juan Absatz, músico y productor de Javier Calamaro y Los Auténticos Decadentes, entre otros. Por otro lado, Fernando López Rossi, músico y compositor de temas para artistas como Natalia Oreiro, Mambrú y Casi Ángeles, aseguró que él puede reconocer cuál de sus temas va a ser un éxito comercial y cuál no, debido a que lleva años trabajando en el medio y conoce bien los requisitos del mercado. “Yo escribo para un público adolescente, mis canciones necesitan una lírica juvenil, 2 estrofas y un estribillo que levante, algo recordable, que no dé muchas vueltas”.

Pero no sólo la estructura ni el tiempo que dura una canción es lo único que importa, lo que atrapa muchas veces al público es la letra. “El amor es el tema clave de las canciones. Es un tema universal, por eso pega más. Generalmente, la gente se siente mucho más identificada cuando el artista cuenta una historia de amor”, dijo López Rossi. Además, el país, las costumbres, la situación política y social de la región y la utilización del lunfardo, entre otras cosas, muchas veces ayuda a que la canción conecte más con el público. Color Esperanza, de Diego Torres, no hubiese funcionado como funcionó si el país no hubiese estado atravesando la crisis de 2001. Por otro lado, Absatz agregó que no sólo lo que dice la letra es importante, sino también que los interpretes, y fundamentalmente los cantantes, deben transmitir algo cuando cantan, que no lo digan sólo con palabras sino más bien con intenciones.

Hay algo que sí está claro. Uno de los pilares más importantes que debe tener una canción para que se convierta en un éxito comercial es la difusión. Hay temas que suenan una vez y ya está, mientras que otros necesitan de una escuchada más profunda para que el tema llegue a la gente. “Los gustos, en realidad, son inducidos por consecuencia de la repetición. Muchas veces, la canción que se convierte en un hit no es la más linda del disco”, aseguró López Rossi, y agregó: “Las opciones para elegir música no existen en realidad. La gente consume las canciones que unos pocos tipos en todo el mundo deciden que se vayan a grabar. Hay infinidad de artistas que no llegan ni siquiera a un estudio de grabación”. Por otro lado, Absatz sostuvo esa teoría también: “La repetición es una de las claves de cómo funciona la percepción con respecto a todo, no sólo a la música. Es decir, cuando sentís un olor que sentías cuando eras chico, te lleva a un lugar emotivamente muy fuerte. Eso es la repetición”.



The Architech. Uno de los mayores arquitectos de hits de toda la historia es Desmond Child. Para aquellos desorientados, este hombre con nombre de pop band femenina de los años noventa es, nada más ni nada menos, el compositor de algunos de los temas más escuchados y reproducidos en los últimos ¿20?, ¿30? años. Es el culpable de, entre otros, el más grande éxito del histórico grupo neoyorquino Kiss: “I Was meant for loving you baby”, que fue compuesto en 1979 por Child en conjunto con el guitarrista Paul Stanley. También, 20 años después, escribió los, hasta ahora, por lejos temas más exitosos del portorriqueño Ricky Martin: la canción que daría ritmo al Mundial de Francia 1998 “The Cup of life” (“La Copa de la Vida”) y “Livin’ la vida loca”, una de las canciones más repetidas en radios, boliches y fiestas en la última década. No sólo eso: en el medio pasaron por su lápiz y partitura otros –sin ser exagerados- archiultramega exitosos y multimillonarios hits. Cuando Kiss lanzó el disco “Dynasty” que contenía la co-composición de Child, Stanley le propuso a Jon Bon Jovi y a su guitarrista Richie Sambora que lo llamen a este joven gurú para que los ayudara con su próximo disco. Resultado: en 1986, desde el sótano de Sambora, emergieron “You Give Love a Bad Name” y “Livin’ on a Prayer”. El disco “Slippery When Wet”, que contiene estos dos hits, vendió más de 28 millones de copias en todo el mundo y otras 12 millones en Estados Unidos. En 1987, para, finalmente, poder regresar a las grandes ligas, Aerosmith decide contratarlo y Child les construye “Dude looks like a lady” y “Angel”, que son publicadas en el LP “Permanent Vacation”. Dos años después, compone “What it takes” para su disco “Pump” y, en 1993, “Crazy”, tema muy popularizado en los charts de MTV por su video clip altamente sensual –y con instintos lésbicos- en donde actúan Liv Tyler, hija del cantante de la banda, y Alicia Silverstone. Llamativamente, en ninguno de estos discos en donde expuso sus composiciones, Child se desempeña como instrumentista. Ni en sus propias obras de arte. Su habilidad natural y exitosa de crear lo ubica detrás de bambalinas cual director técnico de fútbol.

Otros tipos de arquitectos de hits son aquellos que toman la obra parcialmente terminada y, por medio de su mágico pincel musical, hacen de la misma un éxito rotundo. No son compositores –al menos en este caso no se desempeñan como tales- sino más bien son productores. Gustavo Santaolalla comenzó a incursionar en la música con su banda Arco Iris en los años sesenta, en donde salió del anonimato con uno de los temas más famosos del rock nacional hasta el día de la fecha: “Mañanas Campestres”. No obstante, su éxito comenzó cuando incursionó en la producción con su empresa discográfica “Surco”. Produjo, entre otros exitosos artistas latinoamericanos, a Café Tacuba, Julieta Venegas, Árbol, La Vela Puerca, Bersuit Vergarabat y Divididos. Tal fue la fama y el éxito que logró produciendo estas bandas que Walter Salles, director brasileño de “Diario de Motocicleta”, lo contrató para componer el tema principal de esa película y, con la participación de Jorge Drexler, ganaron el Oscar por la mejor banda sonora –que repetiría con la película “Babel”, del mejicano Alejandro González Iñarritu.

En términos generales, los verdaderos compositores de las canciones son prácticamente invisibles. Los que se apropian de los flashes, de los shows multitudinarios en majestuosos estadios, los que salen de gira y recorren el mundo, son los instrumentistas, “la banda” propiamente dicha. Detrás de ellos, se encuentran los productores y compositores de hits que, durante el proceso de grabación de un disco, “asesoran” a los músicos pero que se mantienen invisibles una vez que el disco ya fue publicado.

TXT: Guido Martínez & Lautaro Shachmann
***artículo publicado en www.santuariock.com.ar***

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