viernes, 22 de julio de 2011

Los misterios de un muerto que no para de nacer

El cuerpo de Brian Jones –fundador de la banda inglesa The Rolling Stones– permanecía inmóvil, sin vida, sumergido en la pileta de su mansión ante la atenta mirada de la estatua de Christopher Robin, uno de los personajes de Alan Alexander Milne –creador de Winnie the pooh– a quien había pertenecido la casa durante la primera mitad del siglo XX. “Un día normal para Brian, un hombre que moría todos los días”, escribió el guitarrista de The Who, Pete Townshend, en un poema que le dedico a Jones post mortem. Lo único claro que dejó la madrugada del 3 de julio de 1969 fue que Brian, quien se había encargado de reclutar a Mick Jagger y Keith Richards para que tocasen en su banda, estaba muerto, ¿cómo? Aún hoy sigue siendo un misterio.




Brian Jones, guitarrista y multiinstrumentista, tuvo una vida llena de excesos y descontrol. Las chicas se desesperaban cada vez que lo veían arriba del escenario. Su pelo lacio y rubio (cuando vivía junto a Keith Richards en un departamento sin agua caliente, él era el único que se lavaba y cepillaba el pelo todos los días) y su mirada siempre perdida en el horizonte llenaban de misticismo su esbelta figura. A los 17 años ya tenía dos hijos ilegítimos y se cree que durante sus 27 años en el mundo tuvo más de cinco. Su paranoia y depresión, exacerbadas al máximo cuando su novia Anita Pallemberg lo dejó por Keith Richards, lo llevaron a recluirse en Cotchford Farm, la mansión que había comprado en Sussex, al sur de Inglaterra, a fines de 1968. Brian había sido excluido de The Rolling Stones casi un mes antes de su trágico destino. La teoría oficial sobre el caso fue abalada por una autopsia que indicó que se trató de una muerte por accidente. En su sangre se encontraron restos de anfetaminas, tranquilizantes y alcohol. Además, su hígado estaba agrandado y grasoso, y el músculo cardíaco dilatado.
Hubo quienes creyeron que se trató de un suicidio debido a su delicado estado de salud mental, pero los más allegados a Brian remarcaron que durante sus últimos días estuvo de mucho mejor humor y más optimista. Habló con varios músicos –Jimi Hendrix, Alexis Korner, John Lennon, etc.– con quienes planeaba formar una nueva banda. A lo largo de todos estos años muchas personas pusieron en duda estas teorías. Sostenían que la cantidad de alcohol encontrada en el cuerpo del músico era insuficiente para matarlo y, además, era un magnífico nadador, con lo cual imposibilitaba creer que haya muerto mientras nadaba en su pileta. 
Stephen Wolley, el director de la película Stoned –un film basado en la muerte de Jones–, contrató detectives e investigó otra posible hipótesis sobre el tema: el asesinato. En los últimos quince años la sospecha de que alguien mató a Brian cobró más relevancia debido a que en 1993, antes de que muera Frank Thorogood, un albañil que trabajaba para el guitarrista rubio, contó a un asistente de The Rolling Stones que fue él quien ahogó al músico aquella noche a fines de los ´60. Brian Jones quería hacer algunas reformas en Cotchford Farm y contrató a Frank Thorogood, un albañil inglés que había trabajado meses antes en Redlands, la casa de Keith Richards. Frank era muy amigo de Tom Keylock, el chofer y asistente de The Rolling Stones, y algunos creen que el albañil tenía la misión de espiar e informar sobre los movimientos de Brian a los Stones. La relación entre el músico y el trabajador nunca fue buena. Brian trató de acercarse a Frank, pero éste no soportaba la arrogancia de la estrella de rock. Así y todo, Brian le permitió a Thorogood que duerma en la casa y muchas noches cenaban y se emborrachaban juntos.
Frank trabajaba con un grupo de asistentes que vivía durmiendo y tomando, pasaba todos los gastos a la cuenta de Jones y trabajaba muy poco. El 29 de junio de 1969 Brian echó a los obreros y Thorogood le reclamó ocho mil libras. El músico prometió pagárselas si terminaba algunos trabajos que había dejado incompletos. 
Las versiones de lo ocurrido la noche del 2 de julio difieren entre sí. Anna Wohlin, la novia de Brian de aquel entonces, aseguró que fue una noche tranquila. Ella y Jones estaban compartiendo unos tragos al lado de la pileta junto a Frank Thorogood y Janet Lawson, una amiga de la pareja. En un momento de la noche, Frank y Brian se quedaron solos en la pileta. Anna siempre creyó que en ese instante el constructor lo ahogó en venganza por la suma de dinero que el músico le debía. Por oro lado, Nick Fitzgerald, un amigo del guitarrista, sostuvo que esa noche hubo una fiesta junto a los albañiles, sus novias y Tom Keylock. Todos estaban bastante alcoholizados cuando se tiraron a la pileta. Fitzgerald vio como varias personas mantuvieron a Brian bajo el agua. Cuando intentó intervenir, Tom Keylock –que siempre negó haber estado ahí– se interpuso e impidió que pueda salvar a su amigo. Brian fue retirado de la pileta inconsciente y cuando llegó la ambulancia ya había fallecido. Horas más tarde vieron a Tom Keylock quemando toda la ropa y las pertenencias de Jones. Anna Wohlin aseguró que Thorogood la instruyó con respecto a qué contarle a la policía y Keylock le ofreció plata a cambio de su silencio. La familia de Thorogood nunca creyó en la supuesta confesión de Frank antes de morir, y mucho menos al venir de parte de un allegado a los Stones (Tom Keylock).Ocho días después de su muerte, Brian fue enterrado en Cheltenham, su ciudad natal, en un ataúd de bronce cerrado al vacío a 3.70 metros de profundidad para evitar que sus restos sean exhumados por los fanáticos. Fue uno de los primeros de una larga lista de músicos en morir a los 27 años.
Este año se cumplió el 42º aniversario desde la muerte de Brian Jones y las versiones siguen siendo imprecisas. “El tiempo que corre es la verdad que huye”, afirmó alguna vez el criminalista francés Edmond Locard, y este caso parece no ser la excepción. Al parecer, la única solución (im)posible para conocer la verdad sería dar vida a la estatua de Christopher Robin y que nos cuente con lujo de detalles qué sucedió aquella noche veraniega de 1969. Quién sabe, en una de esas hasta la misma estatua se declara culpable.

Sergio Marchi, periodista de rock, opinó sobre el tema:

Brian Jones tuvo el espacio que merecía en The Rolling Stones hasta que lo perdió. Su mal estado general lo llevó a tener un mal funcionamiento dentro de la banda. Con toda la intoxicación que tuvo encima, Keith Richards siempre estuvo lo suficientemente bien como para tocar la guitarra, y de hecho heredó su espacio de líder. El fallecimiento del Brian fue una muerte anunciada, pero no por eso evitable. No existía entonces entre los rockeros la comprobación física del daño que causaban las drogas. Brian Jones fue la primera evidencia. Jones murió ahogado en su pileta, eso está claro. Creo que fue una mezcla de factores lo que terminó con su vida, en los que entran sus propios descuidos, su mala salud, quizás algún descuido ajeno incluso con conocimiento de que podría sobrevenir un accidente fatal. Nunca es claro porqué termina muriendo una persona en circunstancias tan tumultuosas como las que rodearon a Brian Jones.