lunes, 28 de febrero de 2011

THE LITTLE CJ

El sábado 12 de febrero, los fanáticos de la banda de las camperas de cuero agotaron las localidades del Roxy Live para disfrutar de un repertorio al palo. Los que hablan de Ladrones quedaron afuera, los que hablan de Ramones quedaron contentos.

Foto por Deborah Valado para El Acople
Cuando faltaban unos minutos para las nueve de la noche, los encargados de la seguridad del Roxy Live comenzaron a hablar por radio y a despejar a unos pocos fanáticos de la entrada para darle espacio a la combi blanca que transportaba al protagonista de la noche: CJ. Adentro la gente esperaba ansiosa, muchos estaban desde las seis de la tarde y ya habían visto a las tres bandas soporte (condición sine qua non de un recital punk: varios grupos teloneros). Entre el público había muchos adolescentes que seguramente nunca vieron a Los Ramones en vivo, y, debido al calor, no se vio ni una campera de cuero pero sí muchas remeras de la banda neoyorquina y otras tantas de Misfits. El comienzo del show se demoró unos minutos y cada vez que alguien probaba el bajo la gente se desesperaba y empezaba con el clásico “Hey ho, let´s go”.

Se abrió el telón y, luego del famoso “One, two, three, four”, comenzó a sonar “Blitzkrieg bop” pegada a “Judy is a punk” y “Beat on the brat”. Aquellos que quisieron ver de cerca a su ídolo tuvieron que debatirse entre soportar los codazos y las patadas de los que pasaban sobre el público haciendo mosh o resignarse a verlo alejados de la onda expansiva del pogo.

Sobre un escenario austero, a CJ -vestido con una remera de “Too Tough to die” y con gorra y muñequera de los New York Yankees- lo acompañaban el mítico colaborador de Los Ramones, Daniel Rey, que tranquilamente podría ser la versión rockera de Luis Majul; y el baterista Mike Stamberg. “¿Cómo la están pasando, cretinos?”, preguntó el guitarrista empuñando una Mosrite bordó, similar a la que usaba Johnny en los comienzos de la banda, para darle paso a “Cretin Hop”, la primera canción en la noche cantada por él.

“¡Mucho calor!”, afirmó el ex Ramones, aunque ni hacía falta que lo diga. Su brazo chorreaba transpiración cada vez que recorría el mango de su clásico bajo, mientras que Rey tenía que secarse las manos con la toalla varias veces por tema.

A lo largo de la noche también se escucharon “Pet Sematary”, “Endless vacation”, “Psycho therapy”, y “Glad to see you go”, entre otros clásicos ramoneros. Cuando le tocó el turno a “Poison Heart”, se lo pudo ver a Daniel Rey acercarse al bajista y gritarle “it´s on A, it´s on A” (Es en LA, es en LA), ya que CJ había empezado el tema en otro tono. También se equivocó antes de llegar al estribillo y en sus labios se leyó claramente: “What the fuck?”, mientras miraba resignado al asistente.

Por otro lado, cuando sonaron “Strength to endure”, de “Mondo bizarro”, o el cover de Bob Dylan, “My back pages”, de “Acid eaters”, era imposible no cerrar los ojos y pensar que sobre el escenario estaban Los Ramones. Pero claro, la mayoría prefirió mantener los ojos bien abiertos y no perderse nada.

A poco menos de una hora de show, el trío abandonó el escenario unos minutos y volvió para tocar el único tema que no perteneció al repertorio ramonero: “Three angels on my shoulder”, una canción que forma parte de la nueva producción de CJ, “Reconquista”, que lógicamente habla sobre Joey, Johnny y Dee Dee.

Ya sobre la recta final tocaron “Teenage lobotomy” y “Do you wanna dance”, y el bajista plantó bandera: “Thank you very much! We´ve had a great nigth. Ramones forever!”. Por último, “California sun” fue el encargado de coronar la noche, con devolución de gentilezas de Daniel Rey incluidas y un pequeño pifie en el riff del tema.

Es verdad que existe la controversia de catalogar a Marky o a CJ de Ramones o Ladrones, que no aportan nada nuevo y viven del pasado, pero lo cierto es que, tanto ellos como sus seguidores, lo tienen claro: quieren mantener viva la llama de la banda que amaron. Además, no hay nada mejor que escuchar temas de Ramones interpretados por sus protagonistas.

Guido Martínez
Redacción de El Acople

***Nota publicada en El Acople www.elacople.com***

lunes, 21 de febrero de 2011

RAMONES FOREVER

Antes de presentarse nuevamente en Argentina, CJ nos contó sobre sus inicios con la banda neoyorquina, su relación con Marky y sus planes futuros.



Christopher Joseph Ward, alias CJ Ramone desde 1989, es, aunque los años y su documento digan lo contrario, The Little Ramone. Al igual que Marky, su objetivo es mantener viva la música del grupo al que tanto amó y darle la oportunidad a aquellos que nunca los pudieron ver en vivo de sacarse las ganas, aunque sea, con una pequeña porción de lo que fue. Es por eso que el 12 de febrero, luego de presentarse en el Cosquín Rock, CJ va a estar tocando en The Roxy Live (Niceto Vega 5542).

El Acople se contactó con el bajista para preguntarle sobre el grupo que le cambió la vida: Los Ramones.

La ansiedad hubiese sido algo difícil de controlar para cualquier fanático de la banda neoyorquina si el mismísimo Johnny lo hubiese llamado para anunciarle que era el nuevo bajista del grupo, pero a CJ no le quedó otra que manejarla como pudo: “Estaba en la cárcel militar cuando me dijeron que quedaba en la banda, por eso todo lo que podía hacer era empezar a contar los días hasta que me dejaran salir y unirme a Ramones”, afirma el bajista.

Cuando uno conoce a sus ídolos muchas veces suele decepcionarse. ¿Cuál fue tu impresión?

Siempre es extraño conocer a las personas que uno admira y descubrir que son tan humanos como cualquiera. Lo que más me impactó fue enterarme que ellos no se llevaban bien. Siempre dieron la impresión de ser como una pandilla, pero después de estar en la banda un tiempo me di cuenta que no era así. De todos modos eso no hizo que me gustaran menos, simplemente cambió mi perspectiva.

Marky dijo a una revista argentina durante su última visita que vos eras un reemplazo, que quisiste ocupar el puesto de Dee Dee y no lo hiciste muy bien. ¿Por qué crees que está tan molesto con vos?

No me interesa la opinión de nadie sobre el trabajo que hice en Ramones. Johnny, Joey y Dee Dee me dijeron antes que murieran lo que hice por ellos y por la banda, incluso Tommy también me dijo que hice un buen trabajo. Esas son las únicas opiniones que me importan, además de la de los fans. Lo dije muchas veces: nunca traté de ocupar el lugar de Dee Dee, sólo traté de hacer el trabajo lo mejor posible.

¿Te gustaría volver a trabajar con Marky?

Ambos nos llevábamos bien cuando estábamos en la banda, pero después yo me puse en contacto para hacer algo juntos y él dijo que no. No sé qué pasará en el futuro, sólo sé que nunca hay que decir nunca.

Cuando fuiste a la entrevista para entrar en la banda dijiste que Dee Dee era una de tus mayores influencias. ¿Por qué sólo tocaste un año en The Remainz (la banda integrada por Dee Dee y Marky luego de la disolución de Ramones)?

Tocar con Dee Dee en The Remainz fue asombroso. En ese momento estaba tocando con Los Gusanos, mi banda, y no tenía tiempo para ambas. Él fue una de mis mayores influencias y lo quise mucho. Lo extraño un montón.

¿Por qué crees que Los Ramones fueron más importantes años después de su separación que cuando estaban juntos?

Los Ramones no fueron importantes o reconocidos comercialmente, pero cuando estaban juntos influenciaron casi a más bandas que la mayoría de las que estaban de antes o vinieron después. A la industria del mainstream musical le llevó años lo que el under o la clase trabajadora supo por mucho tiempo: Los Ramones fue uno de los grupos más grandes e influyentes de todos los tiempos.

Cuando terminaron Los Ramones y The Remainz tuviste algunos trabajos que no tenían nada que ver con la música. ¿Pensaste en abandonar el bajo definitivamente?

Dejé de tocar por un tiempo para poder quedarme en casa y cuidar de mi hijo (Cj tiene dos hijos con Chessa, la sobrina de Marky, pero asegura que su relación con el baterista empeoró antes de que ellos se divorciaran). Incluso ahora no salgo de gira tanto como lo hacía con Los Ramones. De todos modos, aprendí que nunca me voy a poder alejar del todo de la música. Necesito tocar. Además, tengo que mantener la música de Los Ramones viva.

Durante su presentación en Argentina, además de tocar varios temas de la banda que lo hizo conocido, CJ asegura que el repertorio incluirá varias canciones de “Reconquista”, el nuevo álbum que está grabando en este momento y espera que salga editado en julio. Por otro lado, no sólo planea seguir de gira flameando bien alto la bandera de Ramones, sino que está escribiendo un libro sobre su vida y sobre los años que estuvo en el grupo. “No estoy seguro cuándo va a estar terminado, es mi primer libro y me di cuenta que escribo realmente muy despacio”, se sincera el bajista.
***Entrevista publicada en El Acople www.elacople.com***

martes, 8 de febrero de 2011

Club Antisocial y Destructivo de los 27

La unión de varios músicos que compartieron un mismo destino; Cuándo se formó, quiénes lo integran y cómo asociarse.

Era de noche, una leve llovizna había caído durante todo el día en la ciudad norteamericana de Seattle. Un joven rubio de ojos celestes y con barba de tres días se encontraba en el baño de algún bar; fumaba indiferente un cigarrillo mientras su mirada brillante se perdía entre las manchas y los graffitis de los azulejos. De pronto, una de las puertas de los baños privados se abrió y el chico pasó. El lugar era bastante incómodo, apenas cabían dos personas. Detrás de una mesa improvisada donde descansaban una botella de whisky y varios papeles se encontraba un señor sentado con un sombrero que impedía distinguir los rasgos de su cara.

–Buenos días, vengo a hacerme socio del club.¿Cuáles son los requisitos?– preguntó el rubio.

–Buenas, los requisitos son muy simples: Ser músico y tener una muerte trágica durante tu vigésimo séptimo año de vida.

–Macanudo. Decime, ¿aceptan suicidios?

–Sí, sí, aceptamos. Tomá, acá te dejo un folletito con la historia del club para que lo leas.

El muchacho agarró el papel y salió sin decir nada. Caminó algunas cuadras hasta llegar a su casa, se sentó en la cama y abrió el folleto:

El Club Antisocial y Destructivo de los 27 se fundó en agosto de 1938 con la muerte de uno de sus miembros más ilustres en el ambiente del blues: Robert Johnson –también conocido como El abuelo del Rock & Roll–. Johnson fue un blusero norteamericano que dejó un legado de tan sólo 29 canciones grabadas, suma más que suficiente para influenciar a músicos como Bob Dylan, Jimi Hendrix, Jimmy Page, Eric Clapton y The Rolling Stones, entre otros. Pero Johnson no había nacido con el don para tocar la guitarra, por contrario, en Robinsonville, el pueblito donde vivía, era considerado un bluesman novato. Un día, Johnson abandonó su casa y se fue a recorrer los caminos con su vieja Gibson acústica. Cuando regresó a Robinsonville, dos años después, se había convertido en un magnífico músico. Robert Johnson murió a los 27 años. Algunas versiones sostienen que falleció de neumonía o de sífilis, pero la mayoría concuerda en que murió envenenado con whisky por un marido celoso que aseguraba que el blusero se había acostado con su mujer.

Muchos creen que su temprana muerte y la destreza que adquirió para tocar su guitarra en menos de dos años se deben a que vendió su alma al diablo en el cruce de los caminos 61 y 49, en Mississippi, a principios de los años ´30.



En mayo de 1969, el jamaiquino Don Drummond –trombonista–, ícono de la música Ska y miembro fundador de The Skatalites, recibió el carnet y la membresía del club al suicidarse luego de pasar dos años recluido en una clínica para enfermos mentales por haber asesinado a su novia. Drummond, a diferencia del blusero norteamericano, grabó más de 300 canciones en a penas 27 años de vida.



Por otro lado, a principios de julio de ese año, el guitarrista de The Rolling Stones, Brian Jones, apareció muerto en la pileta de su mansión en circunstancias que aún hoy resultan poco claras. Jones, que había sido apartado de los Stones hacía menos de un mes, optó por juntarse a zapar con su antiguo ídolo de la guitarra, Robert Johnson.



Si bien todo estaba encaminado –además del blusero, el jamaiquino y el stone, se habían asociado varios músicos más que no fueron conocidos mundialmente pero que cumplieron al pie de la letra con el fatídico requisito de morir con 27 años–, el club se terminó de consolidar con el ingreso de tres miembros fundamentales durante los comienzos de la década del ´70.

En septiembre de 1970, James Marshall, más conocido como Jimi Hendrix, cambió su guitarra por el arpa al tragar su propio vómito luego de una fiesta en la que ingirió nueve pastillas para dormir y mucho alcohol, en Londres, Inglaterra. Hendrix fue uno de los mejores guitarristas, pionero en el uso del wah-wah y fuzz (pedales de efecto para la guitarra), dejó un surco imborrable en la historia de la música con menos de ocho años de carrera y a penas tres discos de estudio editados junto a la The Jimi Hendrix Experience.



Días después de la incorporación de Hendrix, los miembros más representativos de la organización se reunieron y resolvieron que necesitaban un socio mujer, el club se estaba tornando aburrido sin una presencia femenina y optaron por llamar a la primer mujer en ser reconocida como una estrella de rock: Janis Joplin.

Joplin nació en Texas, el 19 de enero de 1943. “Siempre fui un bicho raro, yo leía, pintaba y no odiaba a los negros”, declaró alguna vez la cantante sobre sus días de escuela. A los 16 años ya era habitué de los bares de Louisiana, donde comenzó su relación con el alcohol y la música. En el ´63 se mudó a San Francisco, allí creció su popularidad como artista y también empezó a consumir drogas. En 1970, luego de la separación de su última banda, Kozmic Blues Band, Joplin viajó a Río de Janeiro para intentar limpiarse de la heroína que se había tornado incontrolable. El 4 de octubre de ese año, luego de una sesión de grabación para su disco "Pearl", la cantante salió de copas para festejar. Su cuerpo fue encontrado 18 horas después de su muerte. Según un médico forense, Janis Joplin falleció por una sobredosis de heroína a los 27 años.


El miembro más polémico que se asoció al club fue Jim Morrison –cantante de The Doors–, mundialmente conocido como El Rey Lagarto. Morrison nació en 1943, fue un poeta introvertido que cuando comenzó su carrera como vocalista cantaba de espaldas al público por el miedo escénico que padecía. En 1971, El Rey Lagarto decidió abandonar The Doors cuando el grupo estaba atravesando su momento de mayor popularidad y se recluyó en Paris, Francia. El 3 de julio de ese año, Morrison fue encontrado sin vida. Las versiones sobre su muerte varían, algunos creen que murió por un ataque cardíaco en el baño de su casa mientras que otros afirman que falleció de una sobredosis en un bar. El cuerpo de Jim Morrison fue visto solamente por su novia, Pamela Courson, y un médico. Existen datos que ponen en duda la adhesión del cantante al club, algunos aseguraron que todo esto fue un montaje y lo vieron en algún antro de Los Angeles después de su muerte.



El rubio cerró el folleto y lo dejó a un costado, se prendió un cigarrillo y se puso a pensar en todo lo que había hecho. Sin duda, una de las cosas más importantes fue formar su banda a fines de los `80, la banda que le cambió la vida. El éxito que logró alcanzar el grupo con su segundo y tercer disco de estudio ya no lo emocionaba.

El muchacho se incorporó, agarró un lápiz, una hoja y se sentó a escribir. Al terminar la nota fue en busca de su escopeta y la cargó.

Tres días después, el 8 de abril de 1994, un empleado que iba a instalar un sistema de seguridad descubrió que Kurt Cobain, líder de Nirvana, había decidido juntarse con sus antiguos colegas. De esta manera se convirtió en la última gran estrella de rock en sumarse al Club Antisocial y Destructivo de los 27.



***Nota publicada en la revista virtual www.santuariock.com.ar***